Es un hecho que el interior de un automóvil esta muy subestimado en cuanto a limpieza se refiere. Mientras que la carrocería recibe un tratamiento más exhaustivo aplicando agua (a presión en algunos casos) y productos especializados (shampoo, cera, entre otros), para el habitáculo solo se aspira y se pasa un paño húmedo para quitar el polvo.
Si bien este remedio quita lo superficial, los gérmenes y bacterias no son removidos, especialmente en los elementos en donde se tiene contacto directo con las manos.
Al convertirse en un foco de infección, es importante que se aplique una limpieza profunda en el interior del automóvil aplicando productos químicos o vapor para combatir la suciedad y sobre todo, los gérmenes.
Aunque esta labor de limpieza del interior del automóvil debe ser aplicada a todo el interior, existen algunas partes y componentes en los que se tiene que poner mayor atención debido a que son las más sucias.
Pero, ¿cuáles son las partes más sucias del interior de un automóvil? De acuerdo con diversos estudio, uno de los elementos más insalubres es la perilla de la radio. Esto no nos sorprende, dado el hecho de que estos pequeños controles giratorios se usan con mucha frecuencia y son bastante difíciles de limpiar.
A los botones del radio, hay que sumar el cinturón de seguridad. Esto, nuevamente, tiene mucho sentido porque lo tocas al menos dos veces, cada vez que se va a conducir. Otro elemento que es importante limpiar profundamente es el volante, ya que es la parte donde se ponen las manos la mayor parte del tiempo de la conducción.
Quienes también son portadores de bacterias son los controles de las ventanillas, las manijas de las puertas, la palanca de velocidades, el freno de mano y los controles del aire acondicionado.
A todo lo anterior hay que sumar la tapicería de los asientos, que no solo tiene contacto con las manos, sino con todo el cuerpo; los controles o palancas que acomodan la posición de los mismos, los portavasos y finalmente, el tablero de instrumentos.
Algo que es muy importante a considerar es que, en los automóviles compartidos, rentados o en los taxis, la cantidad de bacterias que hay en el interior puede llegar a ser diez veces mayor a la que se puede encontrar en un vehículo propio.
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